Proyectos artísticos de agentes inteligentes

personajes que evolucionan entre el lenguaje y la ficción.

Resumen

Este artículo es el resultado de una investigación simultáneamente teórica y práctica sobre el uso de tecnologías de inteligencia artificial en el campo del arte. Se analiza el concepto de agente inteligente, considerado fundamental en informática, a partir de la teoría de Minsky, según la cual la inteligencia resulta de la suma de agentes, que actúan e interactúan con uno o más objetivos comunes. Para que un software sea considerado un agente inteligente debe contener uno o más de los siguientes elementos: una base de conocimientos predefinida, un mecanismo de inferencia que le permita realizar razonamientos más o menos complejos, un sistema de adquisición de conocimientos o un mecanismo de aprendizaje. En el contexto de este estudio, nos centramos en los chatter-bots, cuya especificidad es mantener una conversación con el público utilizando un lenguaje natural. Diseñados con fines artísticos, estos agentes pueden adoptar diversas formas visuales. Animadas por software y capaces de dar respuestas coherentes, se formalizan como obras interactivas por su capacidad de diálogo. Se seleccionaron dos obras como objetos de estudio: Agent Ruby de Lynn Hershmann, y Sowana, un proyecto del colectivo de arte Cercle Ramo Nash (Paul Devutour y Yoon Ja). Los chatter-bots considerados desde una perspectiva artística nos permiten volver a discutir ciertas características de su naturaleza poética. Los agentes inteligentes concebidos como obras de arte plantean una serie de interrogantes sobre las ficciones artísticas, sobre el intercambio entre la inteligencia humana y la inteligencia de las máquinas, o incluso sobre las posibilidades de crear máquinas dedicadas a la experiencia poética.